No solo figuras aterrorizantes como brujas, duendes o fantasmas se apoderan del protagonismo de las historias de terror, también hay objetos que suelen ser utilizados para causar algún tipo de maldad o brujería, como las muñecas, por ejemplo. Pero, ¿se han preguntado si existen otros elementos que puedan hacer daño o causar espanto? ¿Si le hablan de una ‘olla maldita’, saldría corriendo?
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En North Lincolnshire, Reino Unido, yace una leyenda sobre una olla que provoca la muerte de quienes la tocan. Habitantes y testigos la apodaron la ‘olla maldita’, luego de que, supuestamente, hubiera causado la muerte de tres personas.
Según cuenta la leyenda, al interior de la olla quedaron esparcidas las cenizas de un enano asesinado y “cualquier persona que la toque acabará muriendo poco tiempo después”.
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Esta cacerola fue encontrada en el sótano de una casa británica y fue guardada en una jaula de acero para así evitar que causara más muertes en el sector, cuentan medios británicos, pues solo bastaba con rozarla para dar dos pasos hacia la muerte.
Aunque aún es incierto el origen del recipiente encontrado en el sótano de la familia Atkin, el hombre de la casa siempre les advirtió a sus hijos no acercarse a esta. Sin embargo, en un día de juego entre hermanos, uno de los pequeños la encontró y alcanzó a rozarla con sus dedos. Un día después, el niño Charles Atkin murió en un accidente, según cuentan.
“Al día siguiente, estábamos en un campo cerca de Humber y Charles estaba jugando alrededor de uno de los camiones de heno cuando pasó por encima de él y lo mató”, dijo su hermano a un periódico británico de la época.
Luego de lo sucedido con su hermano, John Atkin relató que no dejaba de pensar en aquella olla misteriosa y aseguró que comenzó a sentir mucho miedo cada que veía o pensaba en dicho utensilio.
“Había mucha superstición en el pueblo al respecto en esos días. Nos dijeron que contenía las cenizas de un enano que fue asesinado en Thornton Abbey. Había una historia de un túnel entre la abadía y el sótano y que después de que mataron al enano, sus restos fueron llevados a través del túnel por los monjes y desechados en secreto. Además, la familia que vivía en la casa antes que nosotros se mudó después de que un bebé murió allí, dijo el joven.
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De igual manera, John Atkin habló al respecto de otra supuesta muerte de un niño que, al parecer, sacó la olla del sótano de la casa y la lanzó al estanque del pueblo. Una hora después, el infante murió tras ser atropellado por un carro, tal y como sucedió con Charles Atkin.
De manera inexplicable, un hombre, cuya identidad es desconocida, recuperó la olla del estanque al que fue lanzada y la devolvió al sótano, según recopilación de testigos.
Posterior a la muerte de Charles, el sótano tuvo que ser tapado con un muro para que nadie más tuviera acceso a la ‘olla maldita’ que reposaba en su interior.
Años después de los acontecimientos que marcaron la historia de los pobladores de North Lincolnshire, el millonario empresario John Morton compró la casa en la que vivió la familia Atkin y la cual contenía un objeto maldito al interior de su sótano.
De acuerdo con el diario ‘GrimsbyLive’, Morton conocía de la historia de la olla y las muertes que supuestamente causó, pero no era muy supersticioso con leyendas y maldiciones, así que no prestó mucha atención a ello.
Morton decidió remodelar la casa a su gusto y contrató a un grupo de trabajadores para que se pusieran manos a la obra. No obstante, mientras cumplían con sus labores, los obreros encontraron la olla y su reacción fue de completo susto, pues sabían y conocían la historia.
Los obreros, muy nerviosos, le notificaron a Morton que habían encontrado el objeto de la leyenda que rondó por North Lincolnshire, la cual mantuvo un profundo temor entre los pobladores.
El empresario, para tranquilidad suya y de quienes había contratado, decidió llamar al reverendo Bob Kenyon para que realizara algún tipo de exorcismo y así sacar todo tipo de maldición que hubiese rondado por cada rincón de la vivienda.
“Es muy fácil burlarse, pero hay mucho más en algo como esto de lo que queremos pensar”, comentó el reverendo en varios periódicos locales.
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Uno de los obreros, Alf Darwood, diseñó una jaula de acero para encerrar la olla y así evitar que pudieran morir más personas, pues ellos sí eran muy creyentes de la leyenda y temían que algo les pudiera pasar con dicho objeto.
Asimismo, afirmó en esa época que; “Nadie creía en la leyenda, pero nadie se atrevería a tocarla. Si no hubiera estado en una esquina, habría que haberla movido Y no me hubiera gustado ser yo quien lo hiciera”.
Después de haber guardado la olla maldita en aquella jaula, no se volvió a saber de ninguna muerte o accidente trágico, incluyendo los obreros que participaron en la remodelación de la casa.
El utensilio maldito de cocina lleva 52 años encerrado en la jaula construida por Darwood y, hasta la actualidad, no se volvió a conocer de un nuevo caso de muerte, accidente trágico u otra misteriosa partida al más allá.
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